ALGA ESPIRULINA

Existe en el planeta desde unos tres mil quinientos millones de años. El consumo de microalgas azuladas Spirulina, según las crónicas de los conquistadores españoles, los antiguos aztecas las recolectaban en la superficie del lago de Tenochtitlán, luego eran secadas y comercializadas en el mercado de la ciudad. A los corredores aztecas, portadores de pescado fresco desde la costa hasta los palacios de la nobleza, se les alimentaba con Spirulina. 

La distancia a recorrer era superior a 300 km, por lo que el trayecto se completaba con postas donde los atletas indígenas corrían con una resistencia extraordinaria.

La Spirulina tiene cualidades inmunológicas, antioxidantes, antiviral, protector contra el cáncer, retiene metales pesados por lo que es un antitóxico. Se ha demostrado que es un regulador contra la hiperglicemia y la hiperlipidemia (Belay, 2002). 

Está autorizada legalmente como complemento alimenticio en EE.UU., Europa, Japón y la Cuenca del Pacífico. En Estados Unidos la FDA (Departamento para la alimentación y medicamentos) la autorizó a partir de 1981, indicando que es una fuente proteica que contiene además vitaminas y minerales.

Es rica en vitamina E (agente de antienvejecimiento celular) y vitamina B1 (tiamina), importante para producir acetilcolina (un neurotransmisor). La vitamina B12 es necesaria para un normal funcionamiento del tejido nervioso, ayudando a mantener la vaina de mielina que rodea a los axones neuronales. 

La microalga aporta dosis de hierro, zinc, cobre y germanio, siendo este último un semiconductor que conserva los contactos eléctricos a través del sistema neurológico. (Ernesto, 2013)

La Spirulina contiene 65% de proteínas y aminoácidos; 5% de lípidos, 7% de minerales; 20% de hidratos de carbono y 3% de humedad. 

Dentro de los aminoácidos esenciales esta microalga tiene: isoleucina 5,6%; leucina 8,7%; lisina 4,7%, metionina 2,3%; fenilalanina 4,5%; treonina 5,2%; triptófano 1,5% y valina 6,5%.